El 10 de agosto de 2014 Robin Williams no se despertó. Tenía 63 años y había llegado al límite. La noche anterior perdió la esperanza y como resultado, optó por terminar con su vida ¿Cómo un hombre tan exitoso, querido y con una carrera tan prometedora, siendo un ícono de la actuación, se quitó la vida de esta manera? Estaba deprimido, padecía de una enfermedad mental.
Diagnosticar un problema de salud emocional no es fácil y esto ocasiona que muchísimas personas vivan sin esperanza. Reconocer los síntomas es importante para poder enfrentar esta enfermedad silenciosa y engañosa antes de que resulte en consecuencias graves o irreversibles.
Así como cuando alguien se siente mal y va al médico y le ponen el termómetro para ver cómo está su temperatura, también así nosotros podemos «medir» algunos “síntomas” que nos indican que nuestra tristeza está yendo más allá de un estado pasajero. De acuerdo con los especialistas en salud mental, si tienes cuatro o cinco de estos síntomas, debes acudir de inmediato con un especialista:
Si te has identificado con cuatro o más de estos síntomas, hay un foco de alarma encendido que no debes dejar pasar. Pues esta enfermedad silenciosa suele ser engañosa, traicionera y mortal.
En la Biblia se encuentra la historia de Ana, ella sufría de depresión severa y al menos 4 cosas la mantenían en esa condición:
No podía tener hijos, compartía su amor, era atormentada por una antagonista y se sentía incomprendida.
Dejar que Dios tome el control de cualquier situación que te mantenga sumido en la tristeza es la mejor solución, ya que solo él puede restaurar en tu vida la felicidad perdida y como resultado, llenar de gozo y luz tu existencia.