En medio de nuestras pérdidas

Malas Decisiones

En medio de nuestras crisis

En medio de nuestra vida de apariencia ¡Olvídate de las apariencias!

En medio de nuestra depresión

¿Para quién son las pruebas?, bueno sería que fueran solo para los malos y perversos, pero la realidad es que todos estamos expuestos a sufrir pruebas. Entonces; ¿cuál es la diferencia entre ser o no ser cristiano si sufriremos por igual?
La Biblia menciona a hombres fieles que sufrieron pruebas:
José: Se mantuvo fiel a Dios aunque sufrió maltrato de sus hermanos, fue difamado, encarcelado, ¡imagínate estar en sus zapatos! A pesar de todo, él amó, respetó y honró a Dios sobre todas las cosas.
Job: Hombre recto e intachable, ejemplar en cuanto a obediencia y fe, pero llegó la prueba y en tiempo récord perdió todo, ¡literal! ¿Qué habrías hecho en su lugar? “Dios dio, Dios quitó, ¡Alabado sea Dios!” Esa fue su expresión.
Pablo y Silas: Ellos se dedicaron con fervor a compartir las buenas nuevas y liberar del mal a una mujer, pero a cambio fueron arrestados, azotados y apresados con sus pies puestos en un cepo.
¿Cuál es tu actitud cuando llegan las pruebas a tu vida? José soportó la prueba y en algún momento pudo tomarse el crédito, pero no lo hizo, siempre reconoció a Dios y él le mostró su misericordia. Job nunca se quejó ni maldijo, aunque no entendía la razón de su sufrimiento, en los momentos de dolor siempre alabó a Dios. Pablo y Silas dice la historia que heridos, desnudos y amarrados cantaban con gozo desde la húmeda y oscura prisión. ¡Aquí está la respuesta! ¡Los que confían en Dios, todas las cosas les ayudan a bien!, esa es la diferencia entre el creyente y el incrédulo.
El final de las historias es extraordinario: José fue nombrado líder de Egipto después del Faraón y logró salvar a su familia, ¡Dios lo recompensó!
Job fue restituido con mucho más de lo que había perdido y disfrutó de una larga vida. Pablo y Silas fueron liberados de forma milagrosa, Dios envió un terremoto que los liberó y al final el carcelero aceptó a Jesús junto con su familia.
Las pruebas son parte de la vida, pueden presentarse en los momentos menos esperados. Un hijo de Dios sabe hacia dónde correr cuando llegan los momentos difíciles, sabe que su Padre celestial lo va a consolar, lo ayudará a superar la crisis y le permitirá entender las lecciones positivas que quedarán como parte de su crecimiento. Dios puede sostenerte en medio de las dificultades, ¡transformará la prueba en bendició!